Aunque no nació en esta tierra, apenas pisó el Puerto Jarocho, José Augusto Figueroa se mentalizó en defender con su bat, guante y velocidad, la franela de El Águila de Veracruz.

“Gracias por la oportunidad de poder venir a jugar aquí con El Águila, una nueva meta, un nuevo proyecto”.

“Estoy muy contento de que me hayan tomado en cuenta para defender una casa que tiene mucho prestigio, un gran club a lo largo de la historia”, dijo el sonorense mientras veía a lo lejos los jardines del Beto Ávila.

Figueroa busca ser uno de los guardabosques de la remodelada casa de El Águila de Veracruz, donde sabe que, para ser una auténtica fortaleza, cada uno de los jugadores debe conocer a la perfección cada rincón.

“Está muy bueno el campo, lo recortaron (campo) un poco, justamente ayer me dediqué a ver cómo rebota la bola en la barda, cuántos pasos era de la franja de advertencia al césped”.

“Todos esos detallitos que hay que verlos, antes de que empiecen los juegos (…) el viento va a ser un factor muy importante (…) tenemos velocidad que eso ayuda; creo que hay que tomarle ventaja (velocidad) y reconocer cómo va a correr la bola y, así, alcanzar una base extra y ver lo que podemos hacer”, explicó Figueroa.

En el día 26 de pretemporada de El Águila de Veracruz, el equipo continúa con su entrenamiento por las tardes y, al finalizar este, compiten en un juego de interescuadras. Así, afinan detalles para la serie ante Olmecas de Tabasco, programada para este fin de semana en Villahermosa. 

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