Estadio: Allianz Arena
Árbitro: Michael Oliver
Bayern Múnich 4- 0 Atlético
Goles: (28′) Coman; (41′) Goreztka;
(66′) Tolisso; (72′) Coman
El Atlético, que había despachado un primer acto razonable, se fue al descanso con el partido prácticamente perdido. El Atlético, que había despachado un segundo acto razonable, acabó el partido goleado. Así las gasta el campeón, un equipo que tiene más hambre cuanto más se alimenta: conseguido el primer gol meterá otra marcha para buscar el segundo, conseguido el segundo acelerará hasta que logre el tercero… y así sucesivamente. Dependiendo de tu actitud y de tu aptitud te pueden caer cuatro u ocho, pero por ellos no quedará: siempre están dispuestos a hurgar en tu herida. Insaciables que son.
Vayamos por partes:
La lección de Kimmich es impagable… si es que Joao acepta lecciones. El alemán lleva años exhibiendo la calidad que se supone al portugués y ha ganado los títulos que quisiera ganar el portugués, pero ni lo uno ni lo otro impidieron que a estas alturas de la vida buscara un balón dividido con la intensidad que para desesperación de Simeone le faltó al portugués. Suyo fue, por supuesto, para que otra vez de pie sacara el periscopio y pusiera un servicio maravilloso a Coman. Destrucción y construcción en cosa de un par de segundos, a mayor gloria de un tipo al que del tirón y sin tachar de loco al que lo haga se puede considerar mejor defensa y mejor centrocampista del continente. A todo esto el francés esperaba a la espalda de Trippier, ese latifundio en el que plantó su tienda de campaña, para por su parte regalar un control majestuoso y un disparo inalcanzable.
El Atlético aceptó el golpe y trató de equilibrar el juego. De hecho lo hizo durante un tramo considerable… hasta que entre Llorente y Herrera se volvieron a equivocar. La entrega forzada del primero y el error en la continuación del segundo derivaron en robo de Tolisso y en contra local que volvió a pasar por Coman y que acabó en un derechazo inapelable de Goretzka, para colmo ligeramente desviado por Lodi. Ahí sí, ahí el Atlético perdió el paso y lo que hizo hasta el descanso fue coleccionar tarjetas.
El arranque visitante un rato antes había resultó aparente, con Herrera y Koke al timón, con Llorente y Carrasco tratando de abrir el campo… y con Lodi poniendo una pelota que no alcanzó Suárez por un palmo. La respuesta, porque siempre hay respuesta, pasó por la primera tropelía de Coman ante Trippier y por un remate al poste de Süle a la salida de un córner. El duelo era entonces de ida y vuelta, así que a Carrasco aún le dio para deshacerse de varios rivales y ofrecer otra vez a Suárez un regalo que el charrúa desaprovechó.
El fútbol circula entre condicionales. Entre ‘¿qué hubiera pasado si…?’ En este caso si el gol de Joao en el arranque de la segunda mitad no se hubiera anulado por un fuera de juego posicional que en todo caso lo era o al menos lo parecía. Luego el Bayern se hizo con la pelota, entre otras cosas porque tiene una respuesta para cada pregunta que le haga el partido. Sucede además que si lo buscas… te encuentra. Porque la debacle llegó en cuanto el Atlético desaprovechó otra, la que una contra de Joao concedió a Carrasco. Primero Tolisso la puso en la escuadra desde casa, después Coman adornó una contra saliendo desde su campo y haciéndose un llavero con Felipe. A esas alturas Oblak ya era uno más de los porteros que pasan el partido ante el campeón recogiéndola de la red.
Flick hizo dos cambios, Simeone hizo otros dos. Simeone hizo dos cambios más, Flick tiró de triplete para completar su carrusel. Hasta eso quería ganarlo. En el campo por fin hubo un respiro, a buenas horas mangas verdes. Las dos últimas visitas se habían contado por derrotas mínimas, ambas en 2016, mismo año, temporadas distintas, pero ni una ni otra dejaron lamento rojiblanco: en el recordado primer caso, el resultado valía para meterse en la final; en el segundo, eran puntos intrascedentes para un grupo ya decidido. Ahora no: ahora fue un vapuleo en toda regla. Tan simple como que son mucho mejores. A otra cosa…
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